Como decía John Lennon: «La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes”. Eso es lo que ha pasado, no tenía pensado correr aquí y me inscribí el último día, casi en el último minuto, fue un arrebato. A veces, lo inesperado sale mejor que lo planificado, pero sólo a veces. He disfrutado de la bonita ciudad de Vitoria, de la que es fácil enamorarse con sus parques, su barrio viejo, su gastronomía. Ha sido el finde de la tortilla de patata, hemos comido en varios sitios y su fama está plenamente justificada, por supuesto con cebolla, en algunos sitios la caramelizan antes de añadirla lo que hace que la tortilla tenga un sabor especial.
También disfruté de la maratón, que se me ha dado fenomenal, acabando muy contento y bajando otra vez de 4. Han cambiado un poco el circuito y pasa someramente por el centro, lo que es de agradecer, pero las dos vueltas iguales de 10 después de pasar por meta y dejar a los de la media se hacen pesadas y duras. Supe regular desde el principio, llevé un colchoncito de dos minutos ya que pasé la media en 1:58. Eso me dio confianza y pude mantener el tipo en la segunda parte. Aunque hubo momentos en que lo dudaba. Me sobró un escaso medio minuto.
Aunque la maratón tiene detalles cutres: sólo dan agua en botellas en los dos primeros avituallamientos, el resto en vasitos pequeños y hay que pararse a beber; en meta una botellita de agua en una bolsa y te toca mendigar para que te den otra (hay que decir que había gatorade y cocacola, pero lo que yo quiero es simplemente agua). Sólo dan trofeo a los dos primeros de 40, 50 y 60 ninguneando el resto de categorías. Sólo hay 2 alfombrillas (con tanto giro los piruleros lo tiene a huevo) y no tienen app de seguimiento como en casi todas, en las clasificaciones no han sido capaces de poner el tiempo neto (esto parece una tontería, en mi caso me dan 4:00:09 desde el pistoletazo, pero en realidad son 26 segundos menos que son los que tardé en pasar por la alfombrilla de salida, una eternidad que hace que baje de 4 horas, tiempo por el que me peleo como un león durante toda la carrera y luego no recibo la recompensa),… Creo que cuidan más la media que la entera. Estas cosas empequeñecen las maratones.
A mi maratón número 163 le pongo un 5 ramplón.